domingo, 31 de octubre de 2010

La ausencia que mata

Es tarde. No es un dia propicio y mucho menos la hora es adecuada. Como cuando ocurrias a mis llamados. Es un día de horario confuso.

El pretexto es el de menos. Nunca tuve uno mejor: estoy con la mujer que ha cambiado nuestro itinerario. La misma que ha dividido en dos nuestras prioridades. La que dividió nuestras opiniones y la que finalmente conslidó nuestra amistad, nuestra hermandad. Ella me dio la tranquilidad y la paz por la que peleamos; tú me diste el equilibrio. Me diste tu amistad, el apoyo y la moral. Yo soy un simple producto de esa extraña combinación.

Ha sido un año atípico (2010). Estuve a punto de perder la vida y sin embargo el que se fue fuiste tú.

Como siempre, desafié los convencionalismos, despotriqué, invalidé, acusé, calumnié, minimicé y no creí en nada ni en nadie. Tú siempre buscaste lo mejor y yo buscaba simplemente divertirme, disfrutar, alegría...

En esa división ganaste más amigos y mucha plata; yo me alejé. Me dolió la distancia pero gané en fortaleza. Tu siempre me reprochaste la razón. Al final perdiste tu enfoque.

Hoy no estas más aquí para orientarme y rescatarme. Es una ausencia que mata. No confío en nadie. ¿Quién me va a ayudar? ¿Quien acudirá a la cita? ¿Qué voy a decir? Me estoy muriendo.

Es tarde. No es un dia propicio y mucho menos la hora es adecuada. Como cuando ocurrias a mis llamados.


El Topo Eléctrico