sábado, 24 de diciembre de 2016

Lo espontáneo, lo efímero, lo más decente...

El placer de la entrega inconsciente es muy superior al de la eficiencia amatoria, aunque ambos culminen en el orgasmo.

Se puede lograr un buen "polvo" manteniendo la conciencia alerta y los pies en la tierra, como un escritor con oficio puede crear una buena página por encargo... Pero los polvos inolvidables, esos que quedan en la memoria de las membranas del tacto y del gusto... En la memoria consciente e inconsciente... Tienen que ser espontáneos y efímeros... Así como los grandes poemas o las jugadas épicas. Son hallazgos milagrosos del instinto, pasaportes a la gloria que la inspiración o la fe descubren por accidente y por las circunstancias.

El topo eléctrico

domingo, 7 de agosto de 2016

Felicidad, vaivén intermitente…


Sería indigno decir que estoy feliz. La felicidad es tan efímera como el día y la noche; sin embargo, como el negro y el blanco, la claridad y la negrura oscilan en un vaivén de posiciones intermedias infinitas. La dinámica persiste. Claro que es lógico buscar siempre en el lado más luminoso, más nítido, claro, transparente. Por eso el ser humano es ambiguo por naturaleza. De modo que encontrar al menos “un equilibrio” parcial es el gran reto.

Hoy por la mañana, por ejemplo, rompí una inercia al despertar más tarde de lo que habitualmente hago. Darle gusto a la cotidianidad, por decirlo de un modo elegante. Era preciso ponerme en su sitio. Ser empático. Ni modo de errar. Es como camuflarse para pasar inadvertido. Pero nada funciona si no estás en el momento adecuado. La dinámica choca entre cuerpos distintos y, si son opuestos, con mayor potencia. Por más que te esfuerces será infructuoso. Más bien, estarás acogido por un ataque de pánico y después de ira por ceder tu esencia y tragar amargo: vulnerable. Ni siquiera sabes cómo y hacia dónde caer. Estas en terrenos completamente desconocidos. Nada más trágico, indigno y brutalmente decepcionante estar perdido por empático y condescendiente. Se sufre humillación y una lección llega a la cita sin enfado. Más vale tragar amargo jugándotela con la tuya que perder el estilo. Es un péndulo interminable.

Lo irónico del asunto es que el mensaje es clarísimo: no me agradas. Cualquier cosa que hagas, no cambiará mi parecer. No me agradas. Te detesto. Esa es la conclusión simple, llana, tajante y sin cortapisas. Frontalmente y en directo. Un golpe a la mandíbula. Seco. Contundente.

Revisé mi jardín. Vino “Don Gabriel”, un señor de aspecto hippie, amigable y con buena vibra. Siempre es muy afectuoso y me transmite bondad, dedicación y gusto por su trabajo. Me dio una lección de honestidad, disciplina y serenidad muy parecida a la que siempre me da mi padre. No traía los lentes de contacto puestos, así que, dos horas después de que se fue di el visto bueno a su trabajo. Me gusta mucho.

Mi jardín es un espacio que refleja la esencia de mi estirpe. “Soy capitán triunfante de mi estrella y el dueño e mi espíritu”.


El topo eléctrico.

viernes, 17 de junio de 2016

Al final es un juego!!!

Éramos todos muy amigos.

Nos gustaba jugar juntos,
la pasábamos bien reunidos,
intentábamos hacerlo lo mejor posible:
atacar mucho, y luego recuperarla,
con la ilusión de volver a atacar.
Y esperábamos la compañía de la suerte.


Ese es el futbol, muchachos!!!

El topo eléctrico