domingo, 28 de febrero de 2010

El cielo razo color gris...(danzando con la muerte)

Para un tipo como yo, la intensidad de la vida debe ser un reto verificable. Por eso me gustó la economía, y por eso amo los deportes. Entre más físico sea el reto, mucho mejor. Cada letra, cada análisis, cada jugada es apasionante. La derrota es una opción, claro está; pero, nunca es algo que me deja tranquilo. Entre más difícil, más acorralado, más complicado sea mi camino, más elocuente me vuelvo.

"La resistencia a ultranza otorga una dignidad que refuta la derrota" ese fue el legado heminwayano de "El Viejo y el mar", o "Fiesta", por ejemplo.

Era un típico viernes de principios de enero. Frío. Soleado, pero frío. Excelente para tomar carretera, viajar y conversar placidamente con mis dos bellas cómplices. El pretexto no era vano: una boda de antología, y "todo" lo que implica un convite con hermanos y familia que se extraña.

Por cierto, lo que escribo no lo concibo como una hazaña o una proeza, sino todo lo contrario. Tampoco trato de figurar como un mártir, o sentirme un tanto importante. Ese día soleado y frío, en el trayecto, la vida me puso un alto en el camino. Una pausa dolorosa, del tamaño de una voltereta de 360 grados a estribor.

La vida es sabia. En su curso te enseña, te orienta; si es necesario, a golpes, pero te enseña, te educa, hasta llegar a su término. He blasfemado contra mi, contra lo míos y todo aquello que sobreponga en mi una regla o una norma absurda. Poco a poco he ido apartandome de la fe en las figuras religiosas y me he vuelto un malcriado iconoclasta (lo disfruto); en cambio, he sido más práctico y me he convertido en un escéptico. He retado a la muerte, que tiene su propia sabiduría. Como Hemingway, la considero una puta más de este mundo. Frívola, pasajera y calculadora.

Fuera del dolor físico que, siendo honestos, disfruto; he dado vuelta a la página. Me queda claro que tengo varias cosas pendientes. Quizás por eso la puta me dejó vivir. La carga moral ha sido brutal. La verdad que no estaría de pie si hubiese ocurrido una tragedia; pero, al menos por ahora, todo quedó en un mal sueño. Una mala pasada, una vida de las siete que creo ostentar. Una raya más al tigre, una cicatriz, un dato verificable más en mi cuerpo. Una herida más que está sanando.

Para un tipo como yo, la intensidad de la vida debe ser un reto verificable. Todo quedó en un mal sueño. Una mala pasada, una vida de las siete que creo ostentar. Una raya más al tigre, una cicatriz, un dato verificable más en mi cuerpo. Una herida más que está sanando...

El topo eléctrico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario