lunes, 12 de octubre de 2009

Lo que dejó el empate...

Al margen del empate que significa "equilibrio de fuerzas", dos enseñanzas podemos obtener del partido de ayer: los descoloridos no son plurifuncionales, son grandes y pesados (poco flexibles) y dependen de su equipo completo; y nosotros, (los de color) tenemos variantes que nos hacen imprevistos, por tanto, más competitivos.

Por ejemplo, el dia en que su pequeño gigante del medio campo falla, lo hace todo el equipo; no hay brújula, no hay pausa, no hay repartición de juego. Si sale en un mal día es poco probable que lo sustituyan antes, durante y después de un partido, y los números lo avalan. El efecto es "funesto" si aparece la odiosa uña de su zurda de oro.

Y si su delantero estrella acusa una jaqueca producto de unas cervezas de más el sabado anterior, o la tradicional falta de aire producida por exceso de nicotina, pues tampoco tiene reemplazo eficaz. Y si está ausente, mal para el juego. Como en los primeros diez minutos de ayer, estacionan el camión completo en la meta y no entra ni el aire. Aquello se vuelve un ritual de estocismo en la defensa, digno del ejército espartano en las Termópilas.

Han generado tanta dependencia de jugadores que no tienen variantes y eso es su eterna debilidad. Requieren del equipo completo -y sano- para ganar.

En contraste, hemos desmostrado que "formamos" a los cuadros base. Trabajamos bien con la cantera. Jamás hemos repetido cuadro completo en lo que va de este año y contamos -o no contamos- con jugadores lesionados o castigados por la disciplinaria, y nos las arreglamos para generar variantes, incluso en el mismo juego.

Demostrado está que, cuando alineamos a los mismos jugadores, al cambiar de camiseta para equilibrar fuerza, no funcionan en su equipo. Podemos alardear, con gusto, que el muro amarillo deja de serlo con nosotros y hasta mete goles; no "revienta" las pelotas y si se da el lujo de hacer túneles magistrales en el área.

Nuestros noveles jugadores se superan dia con día, corren mejor, golpean la pelota con mayor confianza y, en este sentido, mis queridos amigos descoloridos, precisamente, limitan ese crecimiento emocional. La pregunta es ¿Por qué? ¿A qué se debe?

"...Es que están chavos y corren más que nosotros.."- argumentan para defenderse.

Diría que somos más felxibles y plurifucionales. Lo mismo atacamos que defendemos. Jugamos, con y sin balón. Nuestros delentaros están capacitados para retener la bola o ser centrales, incluso ser porteros. Esa es quizas la diferencia.

Al margen del "equilibrio de fuerzas" dos enseñanzas obtuve el dia de ayer: los descoloridos no son plurifuncionales, son grandes y pesados (poco flexibles) y dependen de su equipo completo; y nosotros, (los de color) tenemos variantes que nos hacen imprevistos, por tanto, más competitivos.

El topo cruyff

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